domingo, 6 de agosto de 2006

A tiempo.

| |
Preparada a conciencia para huir, seducir y, a su edad, volver a empezar, en la dilatadísima espera, ya no sabía hacia dónde mirar.

Después de varios arreglos, su cuerpo entero le resultaba incómodo. Su rostro, ni sombra de lo que fue, a una muñecona antigüa pertenecía, con asombro fijo en expresión, en general expectación. Sus caderas parecían ser de otra persona, sus senos, costales cargados de cemento, sus abultados pies, sin natural asiento.
Tal vez debió ponerse unos zapatos menos altos y mas sueltos, un vestido menos estrecho, un sostén mas amplio que dejaran mas libres sus recompuestos pechos,
pero a esas alturas de su película en eso pensar no cabía, solo aguantar, tener fe, esperar con un tierno infante en la idílica prometida, de sí misma, la huída.
Y prefirió volver a sentarse, volviendo a preguntarse: No acude!!! ¿Qué le pasa?,
pero de momento optó por seguir sosteniendo en apariencia el tipo, disimulando la dolorosa contrariedad, y nadie la descubriera a esas horas, en ese lugar, tan lejano de su casa y sociedad.
A deshoras, a destiempo, no le asistió ya su voluntad de esperanza, fe o caridad... deduciendo, cabalmente comprendiendo, la realidad.

Comenzó por el vestido y el sostén aflojándose para, a continuación, con fuerza, arrancar de los a voluntad enchanclados zapatos los altos tacones, ensañándose, y rematar su personal adecuación en el cabello, como antes siempre, en la nuca, anudándose.
Abandonó la chaqueta de gran marca estrenada para la ocasión sobre el diván en el que durante horas esperó y con el bolso por bandolera pegado a su espalda y el neceser en volandas, sin volver la cabeza, con decisión, abandonó el aparente garito con paso seguro e interna profunda, de sí misma, verificación.
Poco a poco, como nunca antes en ella el milagro se produjera, sus brazos se hicieron livianos comenzando a convertirse en largos pañuelos de seda y sus piernas, como gaviotas en secano, simétrica, rápida, armoniosamente se alinearon.
La seda se convirtió en finas tiras largas, las tiras en capullos, los capullos en rosas y las rosas...

en felices agradecidas indultadas mariposas.


Hasta pronto amig@s, me voy a tomar unas vacacioncitas pero desde donde esté, en la medida de lo posible, os seguiré. Total es cosa de poco tiempo.
Y disfrutad, que son cuatro días y dos de ellos, nublados.
Leer más...