domingo, 30 de noviembre de 2008

Tres.

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Dile que cuento con él, que no me puede fallar.
- a quién?
A esa persona a la que aún me cuesta nombrar.
- ahhh yaaa...!!! Y puedo saber por qué?
Por que siento me ha llegado el momento de perdonar.
- perdonar qué y a quien?
A tí, a él y a mí también.
- no comprendo, y por qué no en cualquier otra ocasión o momento?
Por que ahora ya a penas me importa la razón.
- y así por las buenas, sin contar con mi opinión?
Tu le has visto cuando has querido a pesar de mi dolor.
- como lo has sabido...!!!???
Lo supe desde desde el primer momento y ocasión.
- por qué me lo consentiste, por qué seguiste conmigo???
No me preguntes, me conoces bien, lo sabes mejor que yo.
- pues te juro, de corazón, no lo puedo entender ni aceptar.
Lo comprendes a la perfección, lo vuestro es amor prohibido
y no lo podéis evitar.
- entonces lo tuyo por mí...sacrificio, venganza... compasión???

No, nada de eso, bien lo sabes, no he sido capaz...anda...
dile que no me puede fallar, que cuento con él esta navidad.
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sábado, 22 de noviembre de 2008

Se empeñaron...

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en tener una vivienda más espaciosa de lo que necesitaban en zona privilegiada, una casita en el campo y dos coches de alta cilindrada,
en llevar a sus niños a colegios privados, en vestirse y vestirles de sport caro,
y por jamás acudir a la medicina de la SS.SS. porfiaron.

En tener un perro con pedigree certificado al que ninguno, ni en invierno ni en verano, ni de noche ni de día, pasear quería,
en entender que la libertad consistía en dejar en manos de otros lo que ellos hacer no querían acudiendo a ver a sus viejos treinta minutos escasos cada dos meses y quince días.

Empeñados en mantener lo que les convenía y pagar podían... se empeñaron.

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lunes, 17 de noviembre de 2008

Pasos.

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Como vivía en el primero sin ascensor, bastaba con colocarse tras la puerta y esperar a que él bajara por la escalera.
Jamás se equivocaba, conocía sus pasos a la perfección.
Cuando escuchaba el portazo y después sus descendentes pasos, salía y hacía que se colocaba lo que la cubría, como si se tratara de una casualidad.
Se saludaban y, en el escaso espacio hasta el portal, intercambiaban impresiones sobre las prisas, el frío o el calor.
Se miraban, cierto, pero él jamás la miró con intención.
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sábado, 8 de noviembre de 2008

Juegos.

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Dijo ser obligado a echar horas extraordinarias no pagadas en su trabajo tres días por semana y, así, sin faltar a sus sagradas obligaciones, los lunes, miércoles y viernes, a las cinco de la tarde directo al lugar se enfilaba y a las 8, 30 en punto directo a casa acudía para con sus hijos llegar a tiempo de poder un rato aún jugar.

Para cubrir en parte su secreto gasto, algún otro personal debió ir finiquitando y … además de dejar de comer el menú con sus compañeros aduciendo úlcera intestinal, quedándose sin comer tres días por semana, también dejó de fumar.
Más adelante, para seguir manteniendo su secreta afición, se avino en íntimo trato a, tras salir de casa cada mañana en su propio coche, dejarle aparcado en un cercano descampado e ir caminando varios kilómetros hasta su destino laboral y, a la vuelta, la misma operación.

Ya, de hecho, desde hacía tiempo,
vigilando que sus hijos hicieran bien los deberes escolares y adoptaran las mejores costumbres para que fueran personas de bien, les dejó sin la paga semanal y,
ya de hecho, desde hacía tiempo,
había severamente conminado a su mujer para que ajustara al máximo el cinturón de la economía doméstico-familiar por haber sido, dijo apesadumbrado, recortadas las comisiones no nominales en el ámbito laboral y por tanto, añadió concienzudo, a su manera, “con las cosas de comer no se juega”.

Y así fue como llegó a ser él, sin serlo, jugando, y debió ante la debacle reconocer.

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