Marido y mujer, de 74 y 70 años respectivamente.
Malamente saben leer y escribir, toda la vida tuvieron por oficio la venta ambulante sin autorización. Sus antepasados ya lo eran.
Sin embargo, con o sin autorización, cuatro hijos educados. Ni uno en la escuela pública. Tan “bien educados” que no quieren saber de ellos.
“Nosotros les comprendemos”, dijeron.
No tienen ganas de morir. Un lugar donde encontrar cobijo para volver a empezar.
“Amigos??” -dicen- “no, no vamos a meterles en un compromiso. Eso es lo principal en la amistad”.
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Malamente saben leer y escribir, toda la vida tuvieron por oficio la venta ambulante sin autorización. Sus antepasados ya lo eran.
Sin embargo, con o sin autorización, cuatro hijos educados. Ni uno en la escuela pública. Tan “bien educados” que no quieren saber de ellos.
“Nosotros les comprendemos”, dijeron.
No tienen ganas de morir. Un lugar donde encontrar cobijo para volver a empezar.
“Amigos??” -dicen- “no, no vamos a meterles en un compromiso. Eso es lo principal en la amistad”.