martes, 9 de enero de 2007

Recuerdos y olvidos.

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Una fría mañana de mediados de enero,
una mujer sin memoria y un hombre sin olvido se encontraron casualmente en el metro.
Se reconocieron de inmediato, fue fácil, cada uno vio dibujado en el perfil del otro el contorno de su propia vacía desolada ausencia y,
afanándose uno en llenar por completo lo que el otro estaba condenado a mantener para siempre vacío, se besaron frenéticamente sin hablar y, luego, se fundieron en un fuerte abrazo.
Permanecieron así eternizando el encuentro tantas veces soñado el tiempo necesario para que la mujer sin memoria olvidara a quién estaba abrazando y para que el hombre sin olvido comprendiera, una vez más, que nunca podría superar el dolor de tan cruel e irreparable destino.

Ella volvió sola a la casa repleta de recuerdos comunes, vacía.
Él, volvió solo a la casa vacía por completo de recuerdos, llenándola de ellos.