sábado, 14 de junio de 2008

Perdedores.

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Ella,
que durante tantos años abanderara la igualdad entre hombres y mujeres y la fatualidad del matrimonio, cuando, ya casada, su marido se lió con una secretaria, después con la señorita que atendía a los niños y más adelante, que se supiera, relación fija continuada con una corredora de bolsa financiera, pagada, todo y más se lo pasó por el forro como si de la cosa más normal se tratara.
Él,
que durante tantos años abanderara los derechos civiles en nombre de la honestidad y la justicia social, cuando le nombraron director gerente de una multinacional, cobrando diez veces más que el que más cobraba, abrió una cuenta a la que más de la mitad de sus beneficios enviaba en un paraíso fiscal, cifrada.
Ambos,
cuando alguna pareja correligionaria en defensas, luchas y banderas anteriores, se divorciaba o sabían vivían en económicas o sociales tribulaciones en socorro de favores, desahogadamente dictaminaban:
“otros malas cabezas que no han sabido evolucionar con los tiempos... perdedores".