domingo, 1 de junio de 2008

Prejuicios.

| |
Que eran peligrosos y los practicaba lo sospechaba pero, inconscientemente, sin conocer a ciencia cierta su naturaleza, la razón o el mecanismo interior que a ellos la remitían, solía llamarles “conocimiento”,"olfato", “experiencia” o “intuición”.
Dispuesta a analizar su propia catadura moral, tenía constancia de sobradas ocasiones en las que había cometido, quizás a tenor de los mismos, no pocas injusticias y errores de bulto con los suyos, consigo misma y con los demás, a partir de cierto momento comenzó a calibrar que, en la práctica cotidiana, automática, selectivamente, su mente procesaba cualquier información recibida de tal manera que solo percibía aquellos datos, sobre el asunto o persona que se tratara, que de antemano corroboraran sus sospechas, intereses, zozobras o temores y en consecuencia e inexorablemente opinaba y actuaba.
Inquieta,
buscó significado, continente y contenido del concepto y comprobó que “prejuicio” significa, exactamente, “Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal” y, comprobando fehacientemente que era lo que ella solía practicar, en conciencia concluyó que de tal manera actuando, ella misma, inconsciente, insolventemente y en realidad, se inmunizaba, defendía y libraba de cualquier posible ejercicio racional o compromiso de responsabilidad ética y moral con respecto a los suyos, a sí misma y, en infinita medida, hacia los demás.