sábado, 11 de noviembre de 2006

Fugas.

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Conseguir, por fin, ser otro, puede suponer un grave e incómodo riesgo.
En mi caso, conseguirlo, fue glorioso. Me reí a mandíbula batiente celebrando mi inteligencia y la ignorancia de los demás durante tanto tiempo... que en la constancia en el divertimento de la consecución... la voz se me abroncó y se me expandieron los rasgos faciales marcando nuevas líneas de expresión. La nariz se me acható, la mirada se me almendró y el cuerpo, como la mina de un lapiz, se me afiló.
Aunque, como el asunto lleva su tiempo en el esfuerzo... decidí darme un respiro ganado y descansar a pierna suelta, a cubierto, en casa de mi madre a la que hacía años no veía...
y no me reconoció!!!.
“Que soy yo…tu hija”,
“Señorita, por diós , márchese, le ruego no me intimide” respondió.
Me marché vengadora dando un portazo, hubiera abofeteado con placer a la vieja!!.
Daba la vuelta a la manzana pensando, maquinando cómo podía a mi madre meter en vereda dándole una buena lección, cuando la policía me detuvo bajo acusación de allanamiento.
Me llamaron “sinvergüenza asustaviejas” y trataron de intimidarme con todo tipo de coacciones y amenazas... a mi...!! hasta que conseguí aceptaran la prueba de mi inocente cordura y su locura.
Les entregué el DNI y me acompañaron a casa para que la denunciante les enseñase el suyo.
Mi madre, trémula, ridícula, ni sombra de lo que fué, buscó, primero simulando calma y luego con descolocada ansiedad, la cartera dentro de su bolso. Y no la encontró.
La policía me pidió disculpas y a ella se la llevaron. Me moría de risa cuando salió...
Es lo malo de conseguir por fin ser otro, que puede pasar que ni descansar a pierna suelta puedas en tu propia casa
y ni te reconozca la madre que te parió...